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Perlas con el corazón herido / P. Slavko Barbarić

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Acerca del autor

El Padre Slavko Barbarić, OFM, nació en Dragićina, en el año 1946. Fue ordenado sacerdote en 1971 y dos años más tarde, en 1973, en Graz, Austria, obtuvo una maestría en Teología Pastoral. En Freiburg, Alemania, estudió y obtuvo su doctorado en Pedagogía Religiosa y el título de Psicoterapeuta.

En enero de 1982 fue llamado a prestar servicio a Medjugorje. Desde entonces se hizo cargo de todo lo relacionado con los eventos de Medjugorje, organizando y realizando retiros espirituales y de ayuno para jóvenes, matrimonios y sacerdotes. Difundió y comentó los mensajes de la Reina de la Paz en todo el mundo y por radio, ayudado por la extraordinaria capacidad para aprender y hablar lenguas. Él escribió artículos para muchas revistas y publicó decenas de libros sobre la espiritualidad de Medjugorje; libros traducidos a más de veinte idiomas.

El 24 de noviembre de 2000, después de rezar el Vía Crucis en el Križevac con los parroquianos y los peregrinos, al comenzar el descenso, se desplomó a tierra y falleció cerca de la XIII° estación donde Jesús fue bajado de la Cruz. Eran las 15:300 de un viernes.

 

Acerca del libro

Mientras que el propósito de este libro es acercarte a ti, querido lector, a esta magnífica obra de sor Elvira, a la vez quiere despertar en ti la esperanza y el amor, que te dispongan a hacer algo, por lo menos a salvar una vida. Si no sabes qué podrías hacer, no te será necesario estudiar o conocer teóricamente todos los tipos de adicción, sino que es suficiente: AMAR MATERNALMENTE, Y SIENDO EL AMOR INGENIOSO, EL MISMO TE INSPIRARÁ LA MANERA APROPIADA DE ACTUAR. La experiencia de sor Elvira nos puede ayudar en el campo cognitivo también.

 

De la pluma del autor

Cuando escuché a sor Elvira por primera vez, me quedó claro como el día que el horrible monstruo de la droga estaba extendiendo sus zarpas mortales, cazando y devorando sin piedad a las jóvenes vidas de sus inocentes víctimas.

Seguramente no ha sido esta la primera vez que me he encontrado con los problemas de los adictos, pero el enfoque de sor Elvira me abrió los ojos. Me di cuenta de que muchos izaron la bandera blanca de la rendición ante el monstruo de la droga y de las demás adicciones, y se lamentan impotentes criticando a las autoridades, a la Iglesia y a la policía por no hacer nada. En cambio, me pareció que ella era como una madre, una verdadera descendiente de María, Madre de los vivientes, que lucha por su hijo a quien el dragón quiere tragar y Ella lo salva.

Al mismo tiempo, sentí que muchas madres y muchos padres habían perdido el valor y miraban impotentes a cómo sus hijos se convertían en víctimas y se lamentaban, igual que Raquel cuando se lamentaba por sus hijos porque ya no estaban. Sintiendo así la fuerza del amor materno que se desprende de las miradas y las palabras de sor Elvira, y de las obras que atestiguaban su amor, pude sentir a la vez la injusta impotencia de muchos.  

El deseo fundamental de cada ser humano es amar y ser amado, tener paz y ser feliz. No obstante, precisamente aquí es donde él se encuentra con su propia limitación y con la de los demás. El hombre no puede amar como querría, por tanto, no puede ser amado en la medida que él desearía. En el alma humana existe un estrato profundo donde reside esta incapacidad de amar y, por consiguiente, la incapacidad de ser amado. Nuestra experiencia básica en la familia, particularmente con los padres, está marcada por esta inhabilidad.

Dado que los padres también son limitados y no pueden amar como quisieran, en el alma de todo hombre queda un vacío sin colmar. Pero los vacíos son siempre peligrosos. La naturaleza no tolera el vacío, decían los antiguos latinos. Por más que se empeñen los padres, no serán capaces de amar a sus hijos lo suficiente para que ellos sean felices y serenos solo gracias a su amor, o para asegurarse de que ellos no tengan necesidad de buscar algún tipo de compensación ulterior en el amor.

Nosotros decimos con mucha facilidad que es Dios quien lo ha querido, y continuamente lo buscamos en todo. Es así en realidad. Sin embargo, el hombre con mucha facilidad recurre a otras personas y otras cosas intentando compensar la falta de amor que advierte dentro de sí. La experiencia de la impotencia de amar de otros, crea en el hombre la sensación negativa de ser rechazado, no aceptado, por lo que fácilmente empieza a acusar a los demás. Pero, quien acusa, no ama. Luego, quien no ama, está abierto a toda suerte de influencias negativas y rápidamente cree en las promesas de poder encontrar el amor a su manera.

Quien empieza a llenar su vacío dirigiéndose completamente hacia Dios, a pesar de su impotencia, llega a ser cada vez más capaz de amar incondicionalmente. Y las heridas, que han quedado en el alma por la falta de amor, se convierten en un espacio y un estímulo para amar a Dios y a otras personas. Pero si, como lamentablemente está ocurriendo con mucha frecuencia, el deseo incumplido del amor dirige al hombre hacia sí mismo, hacia otras personas y cosas, entonces el hombre se vuelve egoísta y soberbio, e intenta aprovecharse de todo para alcanzar la felicidad. En su esfuerzo por conseguirla, somete a otros, les da órdenes, se comporta injustamente hacia ellos o asesina, y todo esto para lograr su propio bienestar; o bien se somete a ellos y se convierte en un esclavo, de nuevo por el mismo anhelo de ser feliz.

 

Temas

El problema de las adicciones

Sor Elvira y la comunidad Cenáculo

Sor Elvira habla a los padres, a las mujeres, cómo tiene que ser la familia

Testimonios

La paz bíblica y la droga

Rosario para y con los adictos

Vía Crucis para quien sufre de dependencias

Reflexiones y propuestas

 


Editor: ICMM

Autor: P. Slavko Barbarić

Idioma: Español

Idioma original: Croata

Traducción: Leopoldo Žuljević

Año de publicación: 2017

Formato: 195 x 120

Número de páginas: 240

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Acerca del autor

El Padre Slavko Barbarić, OFM, nació en Dragićina, en el año 1946. Fue ordenado sacerdote en 1971 y dos años más tarde, en 1973, en Graz, Austria, obtuvo una maestría en Teología Pastoral. En Freiburg, Alemania, estudió y obtuvo su doctorado en Pedagogía Religiosa y el título de Psicoterapeuta.

En enero de 1982 fue llamado a prestar servicio a Medjugorje. Desde entonces se hizo cargo de todo lo relacionado con los eventos de Medjugorje, organizando y realizando retiros espirituales y de ayuno para jóvenes, matrimonios y sacerdotes. Difundió y comentó los mensajes de la Reina de la Paz en todo el mundo y por radio, ayudado por la extraordinaria capacidad para aprender y hablar lenguas. Él escribió artículos para muchas revistas y publicó decenas de libros sobre la espiritualidad de Medjugorje; libros traducidos a más de veinte idiomas.

El 24 de noviembre de 2000, después de rezar el Vía Crucis en el Križevac con los parroquianos y los peregrinos, al comenzar el descenso, se desplomó a tierra y falleció cerca de la XIII° estación donde Jesús fue bajado de la Cruz. Eran las 15:300 de un viernes.

 

Acerca del libro

Mientras que el propósito de este libro es acercarte a ti, querido lector, a esta magnífica obra de sor Elvira, a la vez quiere despertar en ti la esperanza y el amor, que te dispongan a hacer algo, por lo menos a salvar una vida. Si no sabes qué podrías hacer, no te será necesario estudiar o conocer teóricamente todos los tipos de adicción, sino que es suficiente: AMAR MATERNALMENTE, Y SIENDO EL AMOR INGENIOSO, EL MISMO TE INSPIRARÁ LA MANERA APROPIADA DE ACTUAR. La experiencia de sor Elvira nos puede ayudar en el campo cognitivo también.

 

De la pluma del autor

Cuando escuché a sor Elvira por primera vez, me quedó claro como el día que el horrible monstruo de la droga estaba extendiendo sus zarpas mortales, cazando y devorando sin piedad a las jóvenes vidas de sus inocentes víctimas.

Seguramente no ha sido esta la primera vez que me he encontrado con los problemas de los adictos, pero el enfoque de sor Elvira me abrió los ojos. Me di cuenta de que muchos izaron la bandera blanca de la rendición ante el monstruo de la droga y de las demás adicciones, y se lamentan impotentes criticando a las autoridades, a la Iglesia y a la policía por no hacer nada. En cambio, me pareció que ella era como una madre, una verdadera descendiente de María, Madre de los vivientes, que lucha por su hijo a quien el dragón quiere tragar y Ella lo salva.

Al mismo tiempo, sentí que muchas madres y muchos padres habían perdido el valor y miraban impotentes a cómo sus hijos se convertían en víctimas y se lamentaban, igual que Raquel cuando se lamentaba por sus hijos porque ya no estaban. Sintiendo así la fuerza del amor materno que se desprende de las miradas y las palabras de sor Elvira, y de las obras que atestiguaban su amor, pude sentir a la vez la injusta impotencia de muchos.  

El deseo fundamental de cada ser humano es amar y ser amado, tener paz y ser feliz. No obstante, precisamente aquí es donde él se encuentra con su propia limitación y con la de los demás. El hombre no puede amar como querría, por tanto, no puede ser amado en la medida que él desearía. En el alma humana existe un estrato profundo donde reside esta incapacidad de amar y, por consiguiente, la incapacidad de ser amado. Nuestra experiencia básica en la familia, particularmente con los padres, está marcada por esta inhabilidad.

Dado que los padres también son limitados y no pueden amar como quisieran, en el alma de todo hombre queda un vacío sin colmar. Pero los vacíos son siempre peligrosos. La naturaleza no tolera el vacío, decían los antiguos latinos. Por más que se empeñen los padres, no serán capaces de amar a sus hijos lo suficiente para que ellos sean felices y serenos solo gracias a su amor, o para asegurarse de que ellos no tengan necesidad de buscar algún tipo de compensación ulterior en el amor.

Nosotros decimos con mucha facilidad que es Dios quien lo ha querido, y continuamente lo buscamos en todo. Es así en realidad. Sin embargo, el hombre con mucha facilidad recurre a otras personas y otras cosas intentando compensar la falta de amor que advierte dentro de sí. La experiencia de la impotencia de amar de otros, crea en el hombre la sensación negativa de ser rechazado, no aceptado, por lo que fácilmente empieza a acusar a los demás. Pero, quien acusa, no ama. Luego, quien no ama, está abierto a toda suerte de influencias negativas y rápidamente cree en las promesas de poder encontrar el amor a su manera.

Quien empieza a llenar su vacío dirigiéndose completamente hacia Dios, a pesar de su impotencia, llega a ser cada vez más capaz de amar incondicionalmente. Y las heridas, que han quedado en el alma por la falta de amor, se convierten en un espacio y un estímulo para amar a Dios y a otras personas. Pero si, como lamentablemente está ocurriendo con mucha frecuencia, el deseo incumplido del amor dirige al hombre hacia sí mismo, hacia otras personas y cosas, entonces el hombre se vuelve egoísta y soberbio, e intenta aprovecharse de todo para alcanzar la felicidad. En su esfuerzo por conseguirla, somete a otros, les da órdenes, se comporta injustamente hacia ellos o asesina, y todo esto para lograr su propio bienestar; o bien se somete a ellos y se convierte en un esclavo, de nuevo por el mismo anhelo de ser feliz.

 

Temas

El problema de las adicciones

Sor Elvira y la comunidad Cenáculo

Sor Elvira habla a los padres, a las mujeres, cómo tiene que ser la familia

Testimonios

La paz bíblica y la droga

Rosario para y con los adictos

Vía Crucis para quien sufre de dependencias

Reflexiones y propuestas

 


Editor: ICMM

Autor: P. Slavko Barbarić

Idioma: Español

Idioma original: Croata

Traducción: Leopoldo Žuljević

Año de publicación: 2017

Formato: 195 x 120

Número de páginas: 240